Se empieza con unos días en la pausada Innsbruck, que invita a pasear por el histórico Altstadt (casco antiguo) y disfrutar de sus galerías, los tesoros de los Habsburgo y su animada vida nocturna, o bien subir en funicular a la cordillera de Nordkette. Desde Innsbruck se puede ir hacia el sur y esquiar en el panorámico glaciar de Stubai, o hacia el oeste y visitar la abadía barroca de Stams.
El quinto día se visita el abrupto y espectacular Ötztal, donde ahondar en la prehistoria en Ötzi Dorf y darse un baño en aguas termales en el spa del Aqua Dome. Los dos días siguientes se puede hacer rafting cerca de Landeck, explorar el cañón Rosengartenschlucht de Imst o caminar y esquiar en St Anton am Arlberg.
La segunda semana se vuelve a Innsbruck y se parte hacia el este. Interesa dedicar una jornada al pueblo medieval de Hall y al parque Swarovski Kristallwelten de Wattens, a rebosar de los cristales homónimos. Posteriormente, se disfruta del paisaje alpino de Zillertal, antes de que el itinerario llegue a su fin en Kufstein, coronado por una fortaleza, o en las legendarias montañas de Kitzbühel.