Se puede desayunar en el Sanborns de la casa de los Azulejos, un precioso edificio colonial, para luego cruzar la calle y visitar el palacio de Bellas Artes. Antes de comer, se puede tomar una cerveza en el piso 41º de la torre Latinoamericana mientras se disfruta de las impresionantes vistas.
Para comer hay que sumergirse en la calle Madero, donde el viajero puede detenerse a picar algo en el Salón Corona antes de seguir camino hasta desembocar en el Zócalo. La tarde puede emplearse en visitar el Templo Mayor y la calle Donceles, llenas de librerías de viejo.
Por la noche, el Hotel Majestic es una buena opción para tomar una copa de vino viendo el atardecer en el Zócalo. Ya de noche, El Zinco y La Perla son las mejores opciones para escuchar buena música y bailar hasta la madrugada.